Historias de
delantales
Muchas historias familiares están marcadas por recuerdos de la infancia,
con frecuencia, enlazados con aromas y
sabores de ricas comidas. La memoria,
siempre caprichosa, evoca a mamá con el
batón, o a la abuela con la pañoleta
alrededor de la cabeza, pero eso sí, ambas
con su infaltable delantal de cocina.
Con él, sujetan atizadores que avivan el fuego de la cocina económica; cargan leña, huevos; o
lo usan como agarradera para ollas y
sartenes. Cuando no hay un trapo a mano
para limpiar la mesa, ahí está el delantal.
A pesar de los importantes
servicios prestados, el delantal ha sido archivado en el cuartito del fondo junto
con los demás trastos viejos y olvidados
que dejó la abuela. Las mujeres tenemos la necesidad y el deseo de trabajar fuera de
casa, de continuar con nuestra educación, de ser profesionales y de homologar nuestros
derechos a los de los hombres en muchos ámbitos. Por lo tanto, este adminículo
no se ajusta a nuestra condición de mujer nueva, porque es visto como un ícono
de limitaciones y como representación cultural de la que no se supera en la
vida, la que está sometida al hombre, la conformista, la “ama de casa”.
El delantal ha sufrido los mismos avatares de
la moda que cualquier otra vestimenta. Aunque no lo usemos, seguimos siendo las
mismas, solo que ahora agregamos otras tareas a las que ya teníamos. Es un
accesorio más, como la vincha para sujetar el pelo o el prendedor para lucirlo
en la solapa de nuestro abrigo. Si el trozo de tela, que antaño fuera tan útil,
encarna nuestra negación al progreso
femenino, qué tendríamos que decir de las tobilleras, tan en boga en nuestros
días.
Por arte de magia, la moda hace que las cosas aparezcan y desaparezcan. El delantal ha regresado, pero esta vez, acompañando un modelo de vida idílica,
deseada o, más bien, añorada. Queremos familias unidas celebrando el encuentro.
Nos urge volver a “Papá lo sabe todo”, “Pero
es mamá quien manda” * o a “La familia Falcón” *. Ahora, tenemos familias
ensambladas o bastante distintas de las de antes, mas eso no hace diferencia:
el hogar está ahí donde alguien nos espera con la mesa tendida y un cálido abrazo.
¡Cuántas lagrimitas nuestras (y … cuántas
que les arrancamos a mamá o a la abuela) han enjugado con ese delantal! Bueno, este trocito de tela ha llegado para no irse más.
* “Papá lo sabe todo”, “Pero es mamá
quien manda” (para los muy jóvenes, estos son nombres de dos series
estadounidenses, que solíamos ver por tele en los 50 y 60 ). “La familia Falcón”, una de las primeras
telenovelas argentinas sobre familias emitida por Canal 13 (1962-1969). Todos
programas con mamás divinas, que usaban delantal. Todas ellas, paquetísimas.